Gracias a una madre que lee este blog, tengo una copia en español del libro "Soy Adoptado" por los doctores David Brodzinsky y Marshall Schechter (traducido por Isabel Merino). Ya no se edita en español, pero hemos visto que se puede encontrar en algunas bibliotecas y como ya está descatalogado me han informado que se puede fotocopiar para uso personal.
Una de las cosas que más me gusta de este libro es su equilibrio y su tono sosegada. Los doctores Brodzinsky y Schechter son profesionales e investigadores con muchos años de experiencia, que han trabajado con muchísimas personas adoptadas como también con profesionales de la adopción a nivel internacional. Rechazan las especulaciones, se basan en los datos mas firmes que tenemos y comparten sus experiencias con pacientes, siempre recordando que la normalidad se manifiesta de muchísmas formas...
Me gustaría compartir un trocito de la introducción del libro donde hablan de la pérdida como lo pueden experimentar nuestros hijos adoptados. (Luego tratan este tema en más profundidad).
"Sarah era una joven de diecisiente años, perfectamente feliz y bien adaptada, que había sido adoptada de bebé. Supo siempre que era adoptada y siempre se sintió cómoda y querida en su familia adoptiva. Sin embargo tenía una vaga sensación de nostalgia, un sentimiento parecido a los que he oído describir a cientos de otros conocidos y pacientes adoptados.
'A veces me siento incompleta', nos dijo Sara. 'Necesito saber más: ¿Por qué sucedió? ¿Cómo es mi madre? Quién es mi padre? ¿Cómo es? Cuanto mayor me hago, más importante es saber. A veces resulta muy frustrante ser adoptada.'
"No hay nada anormal ni inesperado en la frustración de Sara. Sus sentimientos se explican, en gran parte, por un proceso de duelo por esos padres sobre los que tantas veces se pregunta. Ese duelo es, esencialmente, lo que encontramos en la mayoría de adoptados que, como Sarah, están tratando de superar una de esas zonas rocosas del desarrollo psicológico. En realidad, creemos que buena parte de lo que se denomina patológico en la conducta de un adoptado es poco más que la manifestación no reconocida de un proceso de duelo adaptivo. (Énfasis mío) perspectiva se acepta sin problemas para explicar por qué los niños adoptados después del primer año de edad suelen tener problemas más tarde. Cuando un niño forma un vínculo con sus primeros cuidadores, sean padres biológicos, parientes o padres de acogida, y luego se le aparta de sus cuidados y se le lleva a un nuevo hogar, es casi inevitable que experimente un sentimiento de pérdida y que llore por ellos.
"Ese duelo sigue casi siempre a la pérdida. Tiene muchas manifestaciones emocionales y conductales: conmoción, ira, depresión, desesperación, impotencia, desesperanza. El duelo puede estar bloqueada o puede ser prolongada, pero suele ser una reacción normal y adaptativa a la experiencia de la pérdida.
"Para los niños adoptados más tarde, la pérdida puede ser traumática y manifiesta y someter al niño a una gran tensión. Pero para los adoptados al nacer, existe igualmetne la pérdida. Es menos traumática, menos manifiesta, pero puede forjar toda la personalidad del niño. Los adoptados que encuentran un hogar en los primeros días o semanas de vida lloran no sólo por los padres que nunca han conocido, sino también por otros aspectos de sí mismos que han perdido a través de la adopción: sus orígenes, un sentido completo del yo, la continuidad genealógica, Los adoptados pueden sentir también que han perdido su sensación de estabilidad en relación con sus padres adotpivos; pueden pensar que si unos padres pueden abandonarlos, ¿por qué no iban a hacerlo otros?
"Con todo, la pérdida para los adoptados a muy temprana edad no es, por lo general, tan aguda ni traumática ni tampoco la experimentan de forma consciente hasta alrededor de los cinco años. Va emergiendo paulatinamente, conforme la comprensión cognitivo de la adopción empieza a desarrollarse en el niño. Y puede llevar a sutiles cambios conductuales en la infancia que, a primera vista, puede parecer que no tienen nada que ver con la pérdida ni el duelo.
"A veces ese duelo se convierte en un factor importante de la vida de un adoptado y otras veces, no. Algunos adoptados se sienten abrumados por sentimientos de alienación y desconexión. Otros, por razones que todavía no comprendemos plenamente, no tienen esos sentimientos y, por el contrario, se sienten inmensamente agradecidos por contar con el hogar seguro y lleno de cariño que sus padres adoptivos han formado para ellos.
"No podemos predecir qué adoptado se sentirá incompleto y abandonado y cuál se sentirá querido y valorado, cuál escogerá destacar la naturaleza de 'pérdida' que hay en la adopción y cuál pensará sólo en lo 'encontrado'. Pero sí que podemos decir que ambos tipos de reacción son comprensibles, corrientes y, por lo general, parte de una adaptación sana, y que pueden existir, en diferentes momentos de la vida, en el mismo individuo."
He aprendido mucho de este libro. A ver si pronto el editorial (Grupo Editorial Random House Mondadori, S.L.) vuelva a ofrecernos esta obra tan sencilla, tan sensata y tan importante...